Dazra Novak: ¿cuándo ha sido fácil la vida para un escritor?, por Giselle Zamora Chacón

Dazra Novak es una narradora de gran fuerza. Se impone decir, además, que es muy leída. Escribe cuento, novela, crónicas… Lleva en su morral varios de los más importantes premios literarios del patio: el Pinos Nuevos, el David y el Cirilo Villaverde. Es, además, fotógrafa y una gran conocedora de la blogosfera; su blog Habana por dentro ha sido, por años, muy visitado. Desde hace poco tiempo suma a lo anterior la enorme responsabilidad y el alto honor de tomar las riendas del centro nacional de formación literaria Onelio Jorge Cardoso —fundado y dirigido, durante veinte exitosos años, por el maestro, narrador y premio nacional de Literatura Eduardo Heras León—. Entrevistarla era acercarme a esta narradora cubana desde sus cuentos, su novela, sus crónicas, desde la visión que de ella tienen sus colegas y la crítica. Un amigo común, colega suyo, facilitó el contacto y he aquí a Dazra Novak, para decirlo parafraseando los títulos de sus libros de cuentos premiados, de cuerpo presente.

Cultivas con éxito el cuento y la novela, ahí están los premios, el Pinos Nuevos, el David y el Cirilo Villaverde, y todo ello sin olvidar la crónica. Eres, según he investigado, gran conocedora del mundo de la blogosfera. ¿En qué genero se reconoce más cómoda Dazra Novak: en el cuento, la novela o la crónica? ¿Cuándo, por qué y bajo qué influjos emprende uno u otro?

“Hasta ahora no podría decantarme por uno solo, todos tienen su atractivo y los disfruto por diversas razones. Aunque en los últimos cinco años me haya dedicado más a la novela, a ratos salta algo de pronto y puede ser una crónica, un minicuento, o una de las ideas que suelo anotar que me planta cara para que escriba un cuento de más largo aliento. A mí las ideas me asaltan todo el tiempo, a veces en los lugares más concurridos y bulliciosos, y por eso llevo siempre una libretica conmigo. Tengo cientos de notas y con frecuencia debo hacer largas revisiones. Por lo general, varias de esas ideas anotadas me seducen otra vez y es el primer paso para un libro.

“Bajo qué influjos una cosa u otra, depende. Los lectores de mi blog Habana por dentro están a la espera y eso me presiona un poco más, me hace sentir responsable. El cuento es más divertido, y hay momentos en que me sirve para relajar, y me abandono a ello. La novela es un sufrimiento, es como vivir otra vida dentro de la mía y eso es algo que me afecta el ánimo. Ninguno de estos géneros tiene momento puntual, digamos que es algo más bien caótico, como mi manía de leer varios libros a la vez”.

Las crónicas en la blogosfera y la fotografía, otra de tus pasiones, tienen sus normas particulares. ¿Han influido esos modus operandi en la literatura de Dazra Novak?

“Puede que sí —en dosis mínimas—, pero no más de lo que han despojado a mi literatura de ficción de ciertas preocupaciones sociales que se deben plasmar en lenguaje más directo. Es decir, han evitado que mis textos se conviertan en podios llenos de discursos, aunque siguen saliendo muchos temas que me parecen importantes, en la novela sobre todo. No puedo evitar pensar en el ser humano, pensar en mi país y su realidad —desmontarla, lanzar preguntas, cuestionar, desenterrar las posibles causas junto con el lector—. Las crónicas y la fotografía me permiten mostrar las múltiples caras de una realidad, el resto de mi producción va mucho más al fondo, al interior del ser humano”.

Making of, la novela que obtiene como proyecto la beca Fronesis 2010 y que un año después mereciera el premio UNEAC de Novela Cirilo Villaverde, tiene ciertos aires de experimentación. ¿Cómo asume una narradora de estilo cuidado y elegante como Dazra Novak la experimentación? ¿Es la experimentación en la novela asumida por Dazra Novak de manera consciente, y se aleja de ella con igual conciencia en el cuento?

Making of no es una novela. En realidad tiene esa etiqueta porque alguna debía tener para concursar y para ser publicada. El making of de un filme no cuenta nunca la película, habla de lo que pasó mientras se filmaba la película. Mi libro es eso, una realidad a trozos, una multiplicidad de voces. Hay lectores que la han abandonado porque esperan la linealidad propia de una novela, y, al no encontrarla, se desorientan y la abandonan. Esos son los riesgos de todo experimento, y los asumo con valentía”.

[Puedes descargar gratis la novela Making of]

Dirigir el Centro de formación literaria Onelio Jorge Cardoso —que fundara y encabezara por más de 20 años el insigne maestro y narrador, premio nacional de Literatura Eduardo Heras León— es, sin duda, un alto honor y una enorme responsabilidad. Revisando sus datos biográficos advertí que se graduó de ese centro para más tarde laborar en él. ¿Qué significa para Dazra Novak asumir su dirección?

“Es, como bien dices, un honor y una responsabilidad. Ahora debo andar con el ojo atento y la mano dispuesta, porque cualquiera de esos muchachos aspirantes podría convertirse mañana en un gran escritor y mi meta es reconocerlo, hacer de todo por ayudarlo a encontrar su camino. Algo que ya hacía desde antes, a la sombra, ahora se ha convertido en un acto público. Compartir mi tiempo de creación con los que recién comienzan es una inmensa alegría y un deber, una de las más grandes enseñanzas que recibí de Heras cuando fui estudiante del centro Onelio”.

Ante toda tarea novedosa que se asume llega una dosis innegable de continuidad y una ración natural de innovación. ¿Qué tareas o retos —a corto, mediano y largo plazo—, si de ello fuera posible hablar, vaticina Dazra Novak con relación al Centro de formación literaria Onelio Jorge Cardoso?

“Se lo dije al propio Heras en el encuentro que sostuvimos hace poco con trabajadores y amigos cercanos al Centro: “maestro, su obra está en buenas manos”. No solo conservaremos su legado sino que seguirá creciendo con nuestro trabajo. Ya hicimos, en el marco de esta feria, el primer encuentro de lecturas Los onelianos cuentan, donde tuvimos una veintena de egresados, desde los primeros cursos del año 99 y 2001 hasta los más recientes, leyendo y dialogando con el público asistente. Esos encuentros se repetirán a lo largo del año, con el objetivo de abordar diversos aspectos relativos al ejercicio de la escritura y seguir la pista de nuestros narradores más destacados. La idea es promover sus obras y premios, darles visibilidad. Abriremos estas puertas también en internet, desde los sitios de redes sociales y nuestro sitio web hasta las publicaciones digitales. Queremos convocar nuevos talleres que apunten a géneros específicos y también otros de escritura creativa. Muchos de los egresados expresan su deseo de un segundo curso, y estamos valorando esa posibilidad también. Tenemos planes para mover nuestros cursos por toda Cuba, para dialogar con otros talleres y autores valiosísimos, y hemos aprovechado esta FILH 2020 para hacer los contactos necesarios. Hay más planes, muchos más”.

Cada año el centro gradúa 30 escritores de La Habana y 30 escritores que residen en otras provincias. Ello hace un total de 60 por año. Pensando en los 20 años del centro de formación literaria Onelio Jorge Cardoso puede uno imaginar se han graduado allí más de 1000 escritores. Aun así, cada año son tantos los jóvenes que desean matricular que muchos quedan esperando el próximo curso. ¿Cómo evalúa Dazra Novak, como escritora, como intelectual cubana y como directora actual del centro, ese boom que no cesa, esa pasión de los jóvenes cubanos por la literatura?

“En realidad esos números varían cada año, aunque sí, es cierto que el interés se mantiene, y hasta crece. Solo aclarar una cosa, algo que siempre se les dice a los estudiantes cuando ingresan: todos serán al final egresados del curso de técnicas narrativas, pero no todos terminarán siendo escritores. Ser escritor depende de cada uno y su resistencia/insistencia. El camino es largo, lleno de obstáculos, y lleva mucho esfuerzo personal. El Centro Onelio los impulsa, los acompaña, les da herramientas, pero la verdad absoluta, en literatura, no la tiene nadie. Es tan así que algunos de los egresados confiesan no haber escrito nunca más después de la experiencia —tampoco se lee igual un libro después de conocer los mecanismos y resortes de la escritura de ficción—. Otros no escriben literatura de ficción, sino que usan las técnicas aprendidas para el trabajo periodístico, es muy común que los estudiantes de periodismo pasen por nuestras aulas. Muchos terminan siendo editores, o promotores de literatura en casas de cultura, no solo en La Habana, sino en todas las provincias del país. Y están, por supuesto, nuestros egresados destacados, esos que se van ganando los más importantes premios en los concursos para nuevos talentos, y luego son jurados de esos mismos concursos. Algunos reconocen la influencia del Centro Onelio, hablan de nuestros profesores con orgullo y agradecimiento, otros no. Pero creo que el solo hecho de haber incidido en el crecimiento de un autor, ya es una buena recompensa, una señal de que lo que ha hecho el centro en estos veinte años tiene un valor innegable dentro de la literatura cubana contemporánea. Los jóvenes lo reconocen con más facilidad y por eso apuestan por el Centro Onelio. Para mí es una alegría inmensa ver a tanta gente joven con ese afán, y, tomando en cuenta que en el mundo entero está dejando de leer, es un alivio tremendo saber que existen esos jóvenes con tan marcado interés en la literatura, y más, que son cubanos”.

¿En qué proyectos literarios trabaja ahora la Dazra Novak narradora? ¿Vaticina resulte un reto llevar adelante la dirección del centro de formación literaria Onelio Jorge Cardoso al tiempo que desarrolla su propia literatura?

“Acabo de terminar mi segunda novela —digo segunda porque como te decía anteriormente no considero Making of como tal—, y he tenido que lidiar con la penosa noticia de que la que considero mi primera novela Niñas en la casa vieja no saldrá en esta feria por la crisis que tenemos con el papel. Esta segunda novela se titula Chérie y está inspirada en la vida de Rocío García, pintora cubana muy reconocida nacional e internacionalmente, que ha sido por treinta años profesora de la academia San Alejandro. Es un libro difícil, que me ha tomado tres años de escritura y muchos desvelos, por tratarse de un personaje tan polémico como lo es Rocío, que es, además, amiga entrañable. La novela anterior lleva cuatro años de escrita, y sospecho que esta demorará en publicarse también. Anotaciones, ya te decía antes, hay muchas, hasta título y argumento para mi tercera novela y un par de libros de cuentos. Pero no comenzaré ahora, antes debo limpiarme de la voz de la novela anterior y de la tristeza de saber que Niñas… no se leerá todavía. Prefiero paliar esa incomodidad trabajando con todas mis fuerzas en los planes que te mencionaba para el Centro de formación literaria Onelio Jorge Cardoso. Más adelante, cuando toque volver a la escritura, sé que será difícil llevar ambas cosas, pero… ¿cuándo ha sido fácil la vida para un escritor?”.

Para alguien que se afana en el difícil arte de escribir nunca la vida ha resultado fácil. Eso me hizo pensar la última frase de Dazra Novak. Vivir ya no lo es. Mas Dazra Novak escribe y vive. Puede que no le resulte fácil y de seguro no lo es, pero lo ha hecho con éxito. De seguro dejando ciertos trozos detrás, en el camino andado. Pero, más allá de esos trozos, sus lectores seguirán persiguiendo sus cuentos, esperando sus nuevas novelas y añorando sus crónicas. Y ella, Dazra Novak, seguirá empeñada en vivir, en escribir. En hacerlo en grande y ayudar a que otros lo hagan también en grande. Eso nunca ha resultado fácil. No. Pero estoy muy segura de que resulta placentero. En ese empeño todos le deseamos éxitos.

Publicado originalmente en La Jiribilla el 13 de febrero de 2020.

Hecho en Cuba: “lo de afuera es mejor”

¿Tukola o Coca cola? ¿CSI o Tras la huella? ¿Bolso, pullover, cinto con la bandera de Inglaterra o la de Cuba? ¿Programación cubana o paquete semanal? ¿Zapato de marca en la boutique (estatal/privada) o hecho a mano en la feria de artesanos? ¿Cine norteamericano o latinoamericano? ¿Nestlé o Coppelia? ¿Novio/a de aquí o novio/a de allá? ¿Qué va pasando, muy sutilemente y por el justo medio, mientras se elige?

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Niñas en la casa vieja (fragmento)

[Esta novela lleva escrita unos cuatro años. Finalista en el Premio Carpentier hace dos años, se suponía que saliera en esta FILH 2020 por la Editorial Letras Cubanas, pero la crisis de papel que sufre el país la mantiene en espera en la imprenta. Este libro es, como dice uno de sus personajes en algún punto, «una declaración de amor y una despedida». En él van tres grandes pérdidas, tres grandes dolores. Les adelanto este fragmento, publicado en el segundo número de la Revista La Gaceta el pasado año, donde se presenta una de las mujeres que habitan la casa vieja.]

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Trato de reinventarme todo el tiempo, por Frank David Frías Rondón

Para serles sincero, no recuerdo cómo la conocí (y son las once de la noche para llamarla y preguntarle tal asunto), pero sí mantengo en mi memoria el primer libro que de ella leí: Cuerpo Público. Y hace unos siete años de eso, yo andaba medio renuente a continuar leyendo a jóvenes escritores multipremiados y multivacíos, cuando cayó en mis manos ese libro que leí, gracias a Dios, Seguir leyendo «Trato de reinventarme todo el tiempo, por Frank David Frías Rondón»

¿Eres la música que tengo que cantar?

[Hace cinco años de esta publicación… y todavía el reguetón]

Corresponde a cada época una expresión musical, un ritmo, un corpus sonoro que, de manera particular, va describiendo con notas ese lapso de tiempo, la armonía de ese reino, de esa sociedad y por supuesto, de su gente. ¿Acaso tras la voz del Benny no se dibuja automáticamente un cuadro perfecto de los intensos años cincuenta todo sombrero y bastón? Históricos ritmos que, orgullosos, evocan el esplendor creativo de otros tiempos. Seguir leyendo «¿Eres la música que tengo que cantar?»

El olor del mar

 

El olor del mar, cuando me siento en el malecón a pensar en todo y en nada, me tranquiliza. El de la bahía, tan contaminada, se me traba en la garganta. Cuando voy por las calles de la Habana Vieja, me pasan ambas cosas. Me preocupo, siento que avanzo demasiado, y hasta me da la impresión que demoraré mucho en encontrar el remedio que estoy buscando. Por lo general pasa algún extranjero por mi lado y ni cuenta se da que huele tan mal –el extranjero.

¿Y La Habana? –dice mi letra de molde tapándose la nariz. Seguir leyendo «El olor del mar»

Making of (21)

 

Era normal, si se quiere ver así. Yo había caminado cerca de dos cuadras y media cuando lo vi por primera vez. Siguió detrás de mí, pero no en mala onda, sino cuidándome. Husmeó en una esquina, orinó y luego me buscó nuevamente entre la gente. Dicen que cuando esas cosas pasan San Lázaro lo protege a uno. La señora no se había levantado todavía, tuve que esperar sentada en el portal, unos veinte minutos más o menos. Luego me registró y me dijo que Seguir leyendo «Making of (21)»

Tengo un ruido en el sistema

Anoche, desvelada y sin remedio, comencé a contar los ruidos del día como quien cuenta ovejitas. La cafetera colando, la olla de presión ablandando los garbanzos remojados con horas de antelación, el silbato del panadero, el niño que entra llorando al jardín infantil frente a mi casa, la moto que a las siete de la mañana, después de dos o tres pitazos, recoge a la novia para llevarla a la escuela. Seguir leyendo «Tengo un ruido en el sistema»

Making of (20) Aquí termina la programación para los niños y las niñas

—¿Vamos a retocarnos el maquillaje?
Dijo Amelia y Elenita no se lo pensó dos veces. La puerta del baño chirrió desconsolada tras de ellas hasta que pasaron el pestillo por dentro. Amelia sacó la hierba y la acomodó dentro de la pipa. La encendió, aspiró profundamente cerrando los ojos y el humo salió rato después, casi manejable, por la ventana. Volvió a aspirar hasta el final de sus fuerzas. Seguir leyendo «Making of (20) Aquí termina la programación para los niños y las niñas»

Dime cómo vistes, Tim

A mis quince años, en La Habana, un álbum de fotos era el paso reglamentario para la “mayoría de edad” en las muchachas (nunca antes pasó –al menos yo no me enteré- esto de incluir a los varones). Dos o tres trajes, un modesto álbum y una fiesta a la que llamábamos “motivito”. Los quince, como la moda en la Cuba de entonces, más que costearse se “resolvía”: ropita hecha por la costurera, donaciones de los parientes, una jeringuilla con lejía para convertir el jean de viejo y demodé, en prelavado moderno. Seguir leyendo «Dime cómo vistes, Tim»

Lo bueno, lo malo, Cuba, nosotros

 

Lo bueno de los negocios privados es que generan más puestos de trabajo. Lo malo es que la mayoría de ellos pertenece solamente al área de servicios. Lo bueno es que una parte de la juventud los asume como eso, una oportunidad económica temporal. Lo malo es que para la otra parte, constituyen una meta. En el cuentapropismo cubano, como en la vida, hay cosas buenas y malas. Seguir leyendo «Lo bueno, lo malo, Cuba, nosotros»