Esta es una lista de cosas que me gustan y no me gustan. Me parece importante que sepas esto para que puedas crear un personaje más real, y también más cercano a mí. Verás, empezaré por las que no me gustan:
No me gusta:
Que me pisen las chancletas.
Que enciendan la luz cuando estoy durmiendo.
Que se pongan los zapatos sentados en la cama cuando aún no he despertado.
Que me den la espalda.
Las marchas.
Comer con un tenedor pequeño.
Tomar helado con cuchara grande.
Los trabajos voluntarios.
La gente en las esquinas perdiendo el tiempo.
Entrar al cine o al teatro con las luces apagadas.
La caldosa del CDR.
Tomar decisiones importantes en diciembre.
Cargar en vano con una sombrilla.
La gente chismosa.
La palabra compañero.
Tener las uñas sucias.
Que se salpiquen mis pies con el fango cuando llueve.
La libreta de abastecimiento.
La ropa con olor a humedad.
Cuando se despiden en el aeropuerto.
La R de revolución.
Llevar flores al cementerio.
Exprimir los granitos de otra persona.
Cuando los policías multan a los viejitos que venden maní.
Cuando miro un reloj digital y en ese momento cambia la hora.
Escribir en un papel apoyado sobre una superficie demasiado dura.
Las trampas en los juegos.
Que justifiquen una opinión y empiecen diciendo ya que…
Ver en las imágenes del noticiero cuando filman a la gente caminando por veintitrés (la gente se ve tan desgastada, obstinada, tan vieja… tan mal).
Me gusta:
Sobre un bote, en un río, ese sonido del agua que gotea del remo.
El aire frío de las mañanas.
Las luces de ciudad en la noche.
Revolución sin la R.
El silencio de la madrugada.
Las parejas que se besan en la calle.
Los actores sobre el escenario.
La gente que se levanta en las reuniones y dice la verdad.
Algunas tardes de invierno.
Ver a los viejitos haciendo ejercicios en el parque.
Ver a los hombres pescando.
Oír la radio en la madrugada.
El malecón.
Las libretas nuevas.
El helado de caramelo.
Que me abracen al dormir.
Cuando la gente recibe a la gente en el aeropuerto.
Los muchachos bañándose en el malecón.
Pintar las paredes.
Bajar mis libros del librero y volverlos a acomodar.
El olor de los libros nuevos.
Ver a un padre con el hijo en brazos.
La Habana.